"Confieso que quizá nunca he tenido pinta de típica princesa de cuento, tampoco he aspirado a convertirme en una pierde zapatos, mucho menos he pensado en dormir cien años, no he creído apropiado entregar mi voz pero sí mis palabras, no me he visto capaz de luchar, ni de enamorarme otra vez de un Peter Pan. Pero sí he creído estar envenenada y he esperado un beso como salvación. Confieso que nunca supe exactamente las coordenadas de un corazón, para buscarlo después de todo, y no perderme mientras le pierdo. Tampoco he aspirado a convertirme en algo más que la antiheroina de la historia,